jueves, 6 de octubre de 2011

Miércoles!

La noche era la acordada. Durante meses me había empeñado en lograr ver a Luis en otro lugar que no fuera la panadería. A mi entender el bosque de San Juan de Aragón es el mejor lugar para el romance, además de que puedo llegar caminando.
A las 6 de la tarde me metí a dar un baño y entonces comenzó a llover. Mientras me arreglaba la lluvia arreciaba más, ¿Sería el momento de rajarme?
Luis trabaja de 8 a 8, sólo podíamos estar a solas por la noche. En los meses que tengo de conversar a diario con él, él disfruta mucho de transmitirme sus conociemientos. Lo convencí de que fuéramos al bosque y abrazaramos un árbol, que eso le daría otro tipo de conocimiento.
Vamos un fin de semana, pensé, pero él se empeñó en ir de noche, al salir del trabajo.
¿Que es lo peor que nos puede pasar si nos sorprenden en el bosque en medio de la noche? No lo sé, le dije yo. ¿Nos pueden balacear, nos meterán a los separos, nos pedirán mordida...?Después de 2 rápidas consultas con un par de amigos abogados, me dijeron que lo más que nos pueden hacer es llevarnos ante un juez cívico y pagar una multa de $400, ya que era solo una falta administrativa a un reglamento.

-Ahora vuelvo.- Le dije a mi mamá tomando el paraguas.
-Sí, andale, no te tardes.
-No.

Afuera la colonia estaba encharcada, por fortuna llevaba los tenis de bota nuevos, lo que todavía no tienen agujeros y son medio impermeables.
Caminé bajo la lluvía hacia la oscura calle de detrás del mercado. Dentro aún estaba la Güera de los dulces, mi confidente de los últimos días, los padres deLuis y el mismo Luis.
Saludé, plaqtique un poco con la güera, esperé a que cerraran sus locales. Una vez en el auto la mamá de Luis me agarró a platicar de cosas raras que me suelen asustar, como los chamanes que curan con los espíritus de los animales, los viajes cósmicos y demás cosas extrañas y asombrosas; yo le hablaba de los hongos, del peyote, del LCD y de sus descubridores, todo lo cual acababa de ver en un documental en youtube.

Los papás de Luis bajaron del auto y nosotros nos fuimos a toda velocidad hacia lo desconocido.
-Luis, lo estoy pensando y creo que no deberíamos ir, estan cayyendo rayos y vamos a un bosque.
-No tengas miedo Cristina no pasa nada.
Llegamos al bosque, estacionamos el auto en un recodo cerca de un hueco donde se había caido la barda del bosque.

El bosque estaba realmente tétrico esa noche. Al fondo se divisaban luces muy lejanas quizas de la cabaña del guardabosques.
Caminamos hasta el hueco de la barda caida. Luis se quedó como tonto frente al panorama oscuro lleno de árboles, matorrales y quien sabe cuantas creaturas más.
-¡Anda! ¿que esperas?- dije yo, al ver que no reaccionaba.
Desesperada ya por lo sospechosos que nos veíamos y por esa deliciosa sensación que me invade de estar haciendo algo prohibido al violar la ley, tomé la iniciativa, y sin pensarlo dos veces, salté sobre unos costales en el piso y ya estaba adentro del bosque.

Contrario de lo que se pudiera pensar, una calma absoluta me invadió de repente, el bosque con sus inmensos árboles, era un oscuro panorama absoluto y pacífico, como un gigante dormido enmedio de la noche y al mismo tiempo inundado de musas, de hadas que me invitaban a pasar...

Salí. -¿Que sentiste?- preguntó Luis.
-No lo se ._. Pero se sentía algo, realmente sentí algo, algo bueno, algo padre.
Seguimos caminando bordeando el bosque.
-Bueno, vas a hacerlo si o no Luis?

Después de mucho pensarlo Luis se paró frente al hueco y dijo:-Este es mi límite, hay una linea imaginaria, una vez que la cruze habré cruzado mi límite.
Y cuando menos lo esperaba, Luis estaba dentro. Lo seguí enseguida y me escondi tras un árbol