sábado, 30 de enero de 2010

El camino de no recorrer

Aún era invierno y las vacaciones de verano llegaban a su fin. Adentro, el sol brillaba en todo su esplendor y afuera todo era calma en el Hotel Amberes...
Como el clima era delicioso, algunos de los más jóvenes integrantes de la brigada disfrutaban del hermoso día nadando y tomando el Sol.
Claudio se entretenía nadando en la piscina junto a Rafa y Bety, mientras que Cris, la pequeña Cris en su bikini rayado azul cielo, tomaba el Sol junto a unos cadaveres muy bien portados y tiesos hechos de el cartón más blanco que en la vida jamás haya visto.

Después de nadar un rato, ella y su best friend Claudio fueron llamados por un orden mayor, tal vez el Capitán Froylán, tal vez la maestra de Educación física de la prepa y por tal motivo tuvieron que salir de la alberca.

Entonces pues, salieron y atravesaron la fresca sala alfombrada donde los más vetustos habitantes de un asilo veian la tele con desgano, tanto que al ver a los dos chicos los saludadon largamente, sin reparar en que éstos seguían chorreando el agua de la piscina.

Al poner un piecito descalzo en los vestidores, la pequeña Cris se percato de que todo el piso estaba lleno de agua que le llegaba a los tobillos, la vio limpia y no le importó, pero luego se preocupó por los hongos que tal vez podrian pegarsele y regresó por sus chanclas... y en general toda la maleta que habia dejada olvidada en el área de la piscina.

Se quitó el traje de baño mojado y al desnudar su delgado y pequeño cuerpo se percató de que la pared había desaparecido; y no solo eso, ahora se encontraba en una especie de vestidor mixto, pero lleno de otras puertas de metal con regaderas de donde salián voces tanto femeninas como masculinas.

Cris se quedo parada sin saber que hacer, cuando de pronto, detrás de una de las puertas salió su mejor amigo todavía en traje de baño, quien al ver su cara de juath, sin decir más, se acerco hacia ella y la abrazó largamente... Al separarse, Cris no quito la cara de circunstancia. Claudio esbozó una sonrisa, ya no traia ropa.

Pero no había tiempo que perder, pensó Cris recargada en la barda de la escuela mientras fumaba un habano. Traia la capucha de la sudadera cubriéndole los ojos, sus pantalones favoritos y sus matavívoras nuevos. Ya estaba oscuro y si no encontraba alguien de sus amigos pronto, tendría que irse sola.

Miró por los binoculares la calle de enfrente, el "Kitty Hawk" se veia tan alegre y tan iluminado con sus luces amarillentas. Un alegre grupo de enapos departia entre bebidas calientes y muffins de chocolate. Se acercó al grupo, Manila pasó de largo riendo estrepitosamente escoltada por cuatro chicos geek muy altos y uno más que era bastante guapo.

Oyó que alguien la llamaba desde el interior. Era Daví con los Xmen, sus nuevos amigos, la octava maravilla según él, nunca se separaban ... ¬¬